Publicado por: Diario Los Andes
Publicado el 20-06-2018 en Boconó, Estado Trujillo, Venezuela
La doctora Trinette Durán de Branger, médico cirujano de profesión, realizando un acto quirúrgico recibió una descarga eléctrica que le atrofió su brazo derecho. La Madre Carmen, la sanó milagrosamente y 14 años después la Sierva de Jesús es beatificada
Héctor Rafael Briceño (CNP 14.130)
Una grata noticia invadió recientemente el espíritu y fe de los boconeses, cuando se conoció que la doctora Trinette Balbina Durán Briceño de Branger (Zolanda), nativa de Boconó y quien viviera en La Sabanita, es la persona en quien la Madre Carmen Rendiles, obró milagrosamente haciendo posible que esta Sierva de Jesús fuese beatificada por decisión de la Santa Sede en acto previsto para el 15J del 2018.
Es una hermosa historia que en labios de esta agraciada feligrés, se torna más tierna, por el don de madre y gente que caracteriza a la mujer boconesa. “Conservo recuerdos muy hermosos de mi infancia, porque lo que soy hoy, es lo que aprendí en mi infancia”, -continuó su relato- soy nieta de Isabel Venegas de Durán (+) y Rafael Tobías Durán Venegas (+). Mi papá fue Rafael Tobías (+) y mi mamá es Carmen Briceño Cabezas de Durán (93). Junto a mis hermanos, nací en la calle Bolívar frente al antiguo mercado municipal y posteriormente nos mudamos para Pueblo Nuevo, donde vivíamos al lado de mi abuela en La Sabanita y frente a Don Concho, el maestro boconés, que me enseñó a leer y escribir y de quien aún conservo sus cartas y tarjetas. Siempre recuerdo a Doña Esperanza Espinetti, ella me enseñó correctamente el Padre Nuestro. Pertenecí a la Legión de María y recuerdo gratamente a Doña Lourdes Dubuc de Isea, “es la mejor maestra del universo y así también lo testifica mi hermana Isabelita”.
Los milagros existen
Mi encuentro espiritual con la Madre Carmen, es un testimonio viviente que los milagros existen y que soy testigo físico y espiritual de aquel hermoso momento donde uno no sabe “por qué Papa Dios” lo escoge; pero se entiende en cada reflexión en la orilla de la cama y que yo hago desde pequeña. Me enseñó mi abuelita Isabel Teresa que era extremadamente devota de la Santísima Trinidad, que “El ojo de Dios no duerme”, así que pórtense bien -nos decía-, porque Papa Dios sabe todo lo que uno hace en público y privado, porque no hay nada escondido, nos reiteraba. Esto te lo digo también anecdóticamente Héctor, porque se da el caso que en la calle Gran Colombia de Boconó, todavía existe un negocio propiedad del señor “Chico Sosa” (+) que vendía una locha de leche con azúcar. Al no tener dinero, sacábamos de la cocina de la casa (Leche con azúcar) y cuando mi abuela nos descubrió, nos dijo “Papá Dios nunca duerme” y si quieren leche con azúcar, la piden. Esta fue una lección de vida, que se me quedó grabada y mantuve presente en mi desempeño de importantes cargos en la administración pública; incluso, como coordinadora del servicio médico de Miraflores -durante 7 años y medio- con los presidentes Carlos Andrés Pérez, Ramón J. Velásquez y Rafael Caldera.
Descarga eléctrica
Les cuento que me iban a operar después de una descarga eléctrica, cuya historia fue muy comentada y de ahí mi encuentro espiritual con la Madre Carmen, porque a raíz de haber recibido una descarga eléctrica (Un cable que dejaron desprotegido) en mi brazo derecho cuando me encontraba realizando una operación, me atrofió el miembro, perdí toda la fuerza; luego me colocaron un yeso para inmovilizarlo; repito, el brazo se estaba atrofiando con un intenso dolor que se prolongó por dos meses. Para el día que estaba fijada la intervención, después que me habían visto más de 20 especialistas, neurocirujanos y fisiatras, se me hicieron tomografías y resonancias con contrastes que fueron enviadas a Francia, y finalmente concluyeron que era quirúrgico porque eso no lo calmaba ningún analgésico.
Rayo de luz
Antes del milagro yo había paralizado el consumo de los analgésicos y para el día que estaba fijada la operación, con una incisión desde la palma de mi mano hasta la axila, visité a la Madre Carmen y al Santísimo Sacramento, donde está expuesto Papá Dios vivo, porque esa es nuestra creencia como cristianos y yo fui a pedirle. Ahí fue cuando una hermanita me llevó hasta el cuarto de la Madre Carmen y después de sobarme el brazo y orar ante El Santísimo, me aseguraba que Madre Carmen me iba a ayudar y cuando la miré por la dulzura que me oraba y esta me vio el rostro, me preguntó ¿Tu fuiste la que pintaste la Madre Teresa de Calcuta, la cual escogieron para ser colocada en la Catedral de Caracas y después en el Colegio Belén, donde reposan los restos de Madre Carmen? Ese cuadro que yo había pintado -continuó Trinette- por ser una buena retratista y así me lo reconocía el gran maestro pintor Galeandro, con quien estudié retrato. Después prosiguió la monja en el encuentro diciéndome que “Al haber pintado la Madre Teresa de Calcuta y su beatificación fue un hecho, tienes que pintarme a Madre Carmen, y me llevó al cuartito donde me entregó un retrato muy pequeño. Al estar allí no podíamos entrar a la habitación por una energía invisible, la cual no sé explicar, pero los físicos dicen que eso es una energía estática”. Al lograr pasar la barrera con la hermanita que representaba más de 80 años de edad, ella levantó la mano hasta el cuadro de Madre Carmen y desde allí resplandeció “Un inmenso rayo de luz que nos invadió, me acaloré por la cabeza, el brazo, me puse eufórica y empecé a perder la fuerza con una gran iluminación que las paredes se fueron separando del techo y así lo sentía para finalmente perder el conocimiento”. La monjita me sentó sobre la cama y repetía: “No pesas nada, no pesas nada, eres una pluma” y así fue. Al despertar el dolor había desaparecido y movía el brazo perfectamente.
Al tercer día
A los tres días junto a toda mi familia fuimos al Colegio Belén en Caracas a dar gracias a Dios y el padre comentaba que cómo no ayudaría Papa Dios a la doctora Frinette, si ella lo único que hace es labor social y desde un hospital toda su vida ayudando a sanar la gente que padece de los riñones. La sorpresa nos invadió cuando el sacerdote expresó “Cómo no iba a intervenir Madre Carmen por ella, si también le faltaba un brazo” Te puedes imaginar -Héctor- la felicidad tan grande porque ninguno de nosotros sabíamos que a la Madre Carmen le faltaba un brazo. Después volví al médico, quien me dijo “el próximo miércoles tenemos que operarte, allí fue cuando le expresé que él me había dicho que si se me quitaba el dolor y no me molestaba la mano, no sería intervenida. Me hizo un minucioso examen, llamándole la atención que traía colocado un cabestrillo porque me pesaba demasiado el brazo, pero eso sucede únicamente cuando se opera, -me comentó- similar cuando a un paciente se le amputa un miembro inferior y la persona sigue sintiendo la pierna y el dolor.
Luchar y orar
De eso hace 14 años, fecha desde la cual sigo haciendo mi trabajo profesional, como médico cirujano, también como ama de casa y esposa, con mis dos hijos y mi esposo Rafael Branger. Ambos seguimos luchando por este país, por la paz de Venezuela y los invito porque no hay una mejor oportunidad que esta para luchar y orar por nuestra patria -concluyó-.
Honro y glorifico
Les envío mis bendiciones así como honro y glorifico la memoria de mis ancestros que están en mi hermoso, querido y amado pueblo. Boconó me mostró la primera luz. Son mis deseos que todos mantengan la fuerza, esperanza y fe. Me gustaría dar mi testimonio en el Santuario Diocesano San Alejo donde fui bautizada y también hice mi primera comunión.
Tomados de la mano
Doctora Trinette de Branger: “como médico, madre y esposa, confío que seremos una Venezuela hermanada para el bien de todos. Oremos tomados de la mano para que nuestra reconciliación con Dios sea eterna”.