Publicado por: ACI Prensa
Publicado el 15-09-2019 en Ciudad del Vaticano
El Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, la principal figura religiosa del mundo cristiano ortodoxo, agradeció al Papa Francisco el regalo de una urna con nueve fragmentos de huesos procedentes de la tumba de San Pedro, bajo la basílica vaticana, donde se conservan las reliquias del apóstol.
El Pontífice hizo entrega de la urna el pasado 29 de junio a una delegación del Patriarcado Ecuménico presente en Roma para celebrar la Solemnidad de San Pedro y San Pablo.
Junto con la urna, el Papa envió a Bartolomé una carta en la que explicaba el motivo del regalo: “Este gesto quiere ser una confirmación del camino que nuestras Iglesias han emprendido para acercarse unas a otras: un camino que a veces es exigente y difícil, pero que va acompañado de claros signos de la gracia de Dios”.
En declaraciones a Vatican News y al diario vaticano L’Osservatore Romano, el Patriarca Bartolomé citó “tres significados profundos” de la donación de las reliquias de San Pedro, que se venerarán junto con las reliquias del apóstol San Andrés, hermano de San Pedro, en la sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, en la ciudad turca de Estambul.
En primer lugar, “la llegada de las reliquias del santo apóstol Pedro a la sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla es una bendición en sí misma”.
“El segundo significado que debe tenerse en cuenta es el vínculo de fraternidad que une a San Pedro y a San Andrés, patrono del Patriarcado Ecuménico. De mismo modo en que los dos apóstoles son hermanos de carne, también nuestras Iglesias de Roma y Constantinopla son hermanas”.
Por último, “el tercer significado es más ecuménico y se refiere a la búsqueda de la unidad y de la comunión. Este regalo de nuestro hermano el Papa Francisco es un nuevo hito en el camino del acercamiento, un paso crucial en el diálogo de la caridad iniciado hace más de cincuenta años por nuestros hermanos predecesores”.
Bartolomé reconoció que “al principio nos quedamos muy sorprendidos”. De hecho, precisó, “tampoco la delegación del Patriarcado Ecuménico, que estaba en Roma para la fiesta patronal de nuestra Iglesia hermana, lo esperaba”.
“Este tipo de eventos son objeto de discusiones protocolarias. No ha sido así en esta ocasión. Apreciamos con toda sinceridad este regalo, que es la manifestación de una espontaneidad, un signo del verdadero amor fraternal que hoy nos une a católicos y ortodoxos”, aseguró.