Publicado por: Conferencia Episcopal Venezolana
Publicado el 06-03-2024 en Caracas, Venezuela
Prensa CEV
El tiempo de Cuaresma es un tiempo de reflexión, por eso hemos querido entrevistar a Mons. Jesús González de Zárate, Arzobispo de Cumaná y Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana sobre el significado de este tiempo litúrgico y su proyección en la vida de la Iglesia y la sociedad venezolana.
Monseñor, ¿Qué mensaje nos trae el tiempo de Cuaresma a los venezolanos?
El tiempo de Cuaresma es un tiempo de volver a Dios y al prójimo, renovando así nuestra identidad y misión como cristianos. Esto lo realizamos no sólo a nivel personal, o en el ámbito más cercano de nuestras familias, sino también en el ámbito de lo social. En Cuaresma, todos estamos llamados a acoger esa invitación en nuestras vidas.
El Papa Francisco cada año ofrece un mensaje para la Cuaresma, ¿de qué nos habla en esta ocasión?
En el mensaje que nos ha dirigido este año el Papa Francisco con motivo de la Cuaresma nos ha dicho que “cuando nuestro Dios se revela, comunica la libertad”. El punto de partida de su reflexión lo constituye un texto del libro del Éxodo: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud” (Ex 20,2). En este sentido, afirma el Papa, Dios nos entrega sus mandamientos como camino hacia la libertad. La Cuaresma es un camino en el que Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida. Esta invitación es de gran actualidad para todos los venezolanos.
¿Cómo se realiza ese camino?
Tal como lo afirma el Papa, el camino de la esclavitud a la libertad no es un camino abstracto. Lleva consigo ver y aceptar la realidad en toda su complejidad y dramatismo.
Así como el Señor le dijo a Moisés en el desierto: “Yo he visto la opresión de mi pueblo… Sí, conozco muy bien sus sufrimientos” (Ex 3,7-8). Los venezolanos estamos llamados a reconocer adecuadamente nuestra realidad, dejarnos interpelar por ella, y actuar conforme a las exigencias de esa realidad.
Y los obispos ¿cómo ven esta realidad venezolana?
En el pasado mes de enero, los obispos de Venezuela afirmamos que nos “duele e interpela, constatar el sufrimiento del pueblo venezolano en materia de salud, educación, alimentación, bajos salarios, corrupción”. Más aún, de forma clara dijimos que todo esto constituye una flagrante violación de los derechos humanos, que desdeña su condición de ciudadanos e hijos de Dios. No hay duda que en el presente momento histórico el sufrimiento de nuestro pueblo es grande y los desafíos de Venezuela son enormes. Y no podemos permanecer indiferentes ante esta realidad.
Como lo sugiere el Papa, en este tiempo de Cuaresma somos llamados a encontrar nuevos criterios de juicio y de acción, tanto a nivel personal como social. Para los venezolanos debe ser un tiempo de pequeñas y grandes decisiones, capaces de transformar la cotidianeidad de las personas y de la vida social, conforme al querer de Dios.
Esto implica, como lo indica el Papa, una lucha. Hace falta coraje para pensar, reflexionar, discernir lo que es bueno y lo que no lo es. Y también para detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido.
Muchos afirman que éste es año un año decisivo para la vida de nuestro país, ¿Cuál es su opinión al respecto?
Ciertamente, éste es un año decisivo para la democracia en nuestro país. Todo proceso electoral constituye una ocasión singular para que el pueblo venezolano, en quien según el artículo 5 de la Constitución reside de un modo intransferible la soberanía, pueda decidir su destino a través del sufragio. La aspiración generalizada de la población es la realización de unas elecciones presidenciales conforme a las garantías contenidas en la Constitución y las leyes, y que conduzca a los grandes cambios que necesita nuestra nación. La vocación política del pueblo venezolano es democrática.
Como lo afirmamos los obispos en nuestra Exhortación Pastoral en el mes de enero, el proceso electoral debe ser una oportunidad para fortalecer los valores democráticos. Ello requiere el respeto de todos, de sus ideas y posiciones, y derechos políticos; pero, ante todo, … motivar la participación activa del pueblo, verdadero sujeto de la sociedad que soñamos”.
¿Cuál es su sugerencia para la sociedad venezolana de cara a las elecciones?
En la línea de pensamiento que he desarrollado antes, un proceso electoral democrático requiere de la valentía de la conversión, por la cual salgamos de la esclavitud de los repetidos planteamientos y promesas falsos presentados como verdad, el cese de la persecución de quien piensa distinto y la violación de los derechos ciudadanos como mecanismo de control político, la superación de la confrontación, el descrédito y la inhabilitación como medio de exclusión.
Como afirmamos los obispos de Venezuela en el mes de enero: “Este debe ser un tiempo para buscar, entre todos los factores de la sociedad venezolana, un compromiso en el diseño de una visión compartida de país que, teniendo como centro, la dignidad e importancia de la persona humana, de todos y cada uno de sus habitantes”.
En la medida en que los venezolanos realicemos este camino de conversión, nuestro país tendrá una nueva esperanza.
Agradecemos a Monseñor González de Zárate y encomendamos las esperanzas y sufrimientos de nuestro pueblo a sus oraciones.