El día  8 de septiembre de 2017, fiesta eclesiástica de la Natividad de la Santísima Virgen María, tuvo lugar en el noviciado Nazaret de las hermanas Siervas de Jesús  la profesión religiosa de dos novicias, las hermanas Lilibeth Julio Pérez y Joimar Daniela Rodríguez Bastidas. Presidió esta profesión religiosa acompañado de varios sacerdotes Monseñor Adán Ramírez Ortiz, Deán de la Catedral de Caracas y profesor de las hermanas. Antes de la celebración tuvo lugar una sencilla ceremonia en la que fueron admitidas al noviciado tres jóvenes venezolanas.

Antes de la homilía, como en toda ceremonia de profesión religiosa, las dos novicias recibieron de manos de la Superiora General el hábito religioso que de ahora en adelante será parte de su ajuar, al vestirlo proclamarán en el  entorno su consagración a Dios. La entrada nuevamente a la capilla con su bello hábito  y acompañadas por sus padres hasta  el altar, fue uno de los  instantes más conmovedores para ellas y para toda la asamblea,  este gesto  simboliza el paso de Dios por una familia en donde padres e hijos se convierten en ofrenda a Dios acreedora de grandes bendiciones, porque Dios no se deja vencer en generosidad. La razón de ser de esta gran ceremonia tuvo lugar después de la homilía con la pronunciación de los votos religiosos  en un ambiente dominado  por la presencia de Dios.

Durante la homilía Monseñor recordó a los presentes la entrada al noviciado y posteriormente la consagración religiosa de Madre Carmen realizadas en la fiesta de la Natividad de la Virgen, motivo también de regocijo y de acción de gracias por la fidelidad de esta mujer fundadora  de la Congregación Siervas de Jesús venezolanas para servicio de la Iglesia.

Antes de impartir la bendición final la Madre General tomó la palabra para expresar su alegría por las nuevas profesas, y su acción de gracias a Dios y a todos los presentes.  También las Neo profesas dirigieron al público sencillas y conmovedoras palabras de acción de gracias.

Todo termino con un compartir en donde religiosas, sacerdotes y familiares estrecharon lazos de amistad y promesas de oración.